[vc_row][vc_column][tm_heading style=»thick-separator» tag=»h5″ custom_google_font=»» google_fonts=»font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal» text=»Crisis y compromisos climáticos: cómo llegan los grandes emisores a la COP26″ font_size=»lg:32″][vc_column_text]
China, Estados Unidos, India, la Unión Europea y Rusia han hecho más ambiciosos sus objetivos, pero los organismos internacionales aseguran que el avance todavía es lento.
Con los contagios y muertes por covid-19 a la baja en gran parte del planeta, los ojos del mundo han vuelto a centrarse en las grandes amenazas globales, con el cambio climático al tope de la lista. Las principales potencias han reforzado sus compromisos climáticos, pero todo indica que se quedarán cortos en su gran objetivo: ser carbono neutrales. La mayoría de los grandes contaminantes han fijado 2050 o 2060 como fecha máxima para alcanzar las emisiones 0, pero solo llegarán a un 40% de recorte para esos años, según la última Perspectiva Energética Mundial de la Agencia Internacional de Energía. El reporte da cuenta de que los compromisos climáticos mundiales no son suficientes y llamó a enviar una ‘señal inequívoca’ con políticas concretas en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático en Glasgow, Escocia (COP26). Así llegan los principales emisores de CO2 a esa cita clave:
Principal contaminante
China es, por mucho, el país con mayores emisiones de CO2 del mundo, pero el Presidente Xi Jinping afirma que llegarán a su tope antes de 2030 y que bajarán a 0 en 2060. Lo que el mandatario no ha dicho es cómo alcanzará ese ambicioso objetivo, mientras el uso de carbón —que representa más del 70% de su matriz energética— aumenta, pese a que Xi asegura que su país ‘reducirá gradualmente’ el uso de este combustible a partir de 2026. La pandemia y los confinamientos llevaron a una reducción de las emisiones de cerca de un 25% en el primer trimestre de 2020, pero hacia el final del año la contaminación había vuelto a la normalidad. A esto se suma la crisis energética que vive el país debido a la escasez de carbón y que podría impactar en sus objetivos climáticos. Del lado positivo, China ha hecho del uso de energías renovables uno de sus objetivos nacionales y se ha planteado que representen el 25% de su matriz para 2030. El país asiático genera más energía solar que cualquier otro en el mundo y sus plantas de energía eólica generaron más del triple que las de cualquier otro país en 2020. ‘China ha hecho avances para descarbonizar su economía. El país ha sido el número uno en inversiones en energías renovables en 9 de los últimos 10 años. Aunque hubo períodos en que una gran cantidad de energía solar y eólica no llegó a la matriz debido a problemas administrativos y de hardware’, dijo a ‘El Mercurio’ Jennifer Turner, directora del Foro Ambiental de China del Wilson Center.
Cambio de rumbo
Desde que llegó a la Presidencia de EE.UU., Joe Biden dijo que la lucha contra el cambio climático sería una de las prioridades de su gobierno y ha tomado varias medidas en ese sentido, partiendo por la decisión de retornar al Acuerdo de París, el pacto global para frenar el cambio climático. En abril renovó los compromisos del país para alcanzar emisiones 0 para 2050 y prometió reducirlas en 50% para 2030. El mandatario también ha ordenado a agencias federales implementar políticas amigables con el clima y revisar las medidas en dirección contraria aprobadas por su predecesor, Donald Trump. Además, ha establecido grupos interministeriales de alto nivel para facilitar la coordinación, planeamiento e implementación de medidas contra el cambio climático, y revocó el permiso del oleoducto Keystone XL, una arteria planeada para enviar crudo canadiense a EE.UU., el segundo país con más emisiones del mundo. Pese a estas medidas, los avances de Washington para cumplir sus objetivos climáticos son ‘insuficientes’, según Climate Action Tracker, una colaboración de dos organizaciones científicas, Climate Analytics y NewClimate Institute. Uno de los factores que juegan en contra de Biden es que varias de sus principales medidas para combatir el cambio climático forman parte de su plan de infraestructura de US$ 1,2 billones y de su presupuesto de US$ 3,5 billones, que todavía están en discusión en el Congreso.
Efecto de la pandemia
Su rápido crecimiento económico ha hecho de India el tercer emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, aunque históricamente sus emisiones per cápita son bajas. El gobierno del país se comprometió a reducir sus niveles en al menos un 33% para 2030 y conseguir que 40% de su matriz energética sean energías renovables para ese mismo año. Sin embargo, la crisis económica producto de la pandemia retrasó esos esfuerzos. El Ejecutivo lanzó un plan de estímulo que potenció actividades e industrias con un impacto negativo en el medio ambiente al, por ejemplo, aumentar el consumo de combustibles fósiles y el uso no sostenible de tierras. Un paquete de estímulo más reciente intentó revertir esa situación al destinar más de US$ 3.000 millones al desarrollo de energías renovables, pero el continuo uso de carbón en el país disminuye el impacto de estas medidas. A esto último se suma la crisis energética que enfrenta, al igual que China, y que llevó al gobierno a ordenar que las importaciones de carbón aumenten en un 10%.
Medidas concretas
La Unión Europea (UE) es uno de los bloques que se han tomado más en serio la lucha contra el cambio climático. El año pasado, por ejemplo, aprobó el Pacto Verde que reforzó los objetivos de reducción de emisiones hasta un 55% para 2030 y del 100% en 2050. La UE también adoptó la Ley Europea del Clima que hace vinculantes los nuevos objetivos de emisiones y de neutralidad. Sin embargo, la gran falencia de los avances del bloque está en el consumo de carbón, que no se ha reducido mucho, y en las dificultades para asegurarse de que los Estados miembros implementen las medidas adoptadas por Bruselas. Esos problemas llevaron a Climate Action Tracker a calificar de ‘insuficiente’ la respuesta general de la UE, aunque es uno de los pocos que obtienen una nota de ‘suficiente’ en sus objetivos de emisiones 0. Una calificación mejor (‘casi suficiente’) obtuvo Reino Unido, que dejó de formar parte de la UE el año pasado y que ha impulsado sus propias medidas con el objetivo de reducir las emisiones en 68% para 2030 y llegar a 0 para 2050. ‘Reino Unido va en la dirección correcta, pero no ha hecho lo suficiente para ser carbono neutral antes de 2050, aunque está más cerca que otros países. Esto es en parte porque tiene objetivos más ambiciosos que antes y también porque el gobierno ha mostrado ciertas contradicciones en sus medidas’, aseguró a este diario Matthew Paterson, profesor del Instituto de Investigación Ambiental de la Universidad de Manchester.
Graves falencias
Rusia, el quinto país más contaminante del mundo, es uno de los que tienen las medidas más laxas para enfrentar el cambio climático, por lo que su estrategia fue calificada como ‘críticamente insuficiente’ por Climate Action Tracker. Esta semana el Presidente Vladimir Putin dijo que su país aspira a ser carbono neutral en 2060. No obstante, el World Resources Institute plantea que necesitará reformas sustanciales, porque con sus medidas actuales sus emisiones aumentarán al menos hasta 2050 y necesitaría más de 80 años para llegar a 0. A esto se suma que, hasta ahora, la estrategia energética del país se ha basado en expandir el uso y producción de combustibles fósiles —Rusia es uno de los mayores productores mundiales de petróleo—, sin potenciar la generación de energías renovables. Sin embargo, la semana pasada el gobierno reveló un plan nuevo que incluye cambiar gradualmente la generación de energía en plantas a carbón por hidroeléctricas, centrales nucleares y energías renovables.
Fuente: El Mercurio[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=»lg:30″][/vc_column][/vc_row]