[vc_row][vc_column][tm_heading style=»thick-separator» tag=»h5″ custom_google_font=»» google_fonts=»font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal» text=»Licencia Social: El punto de partida para el desarrollo de los proyectos» font_size=»lg:32″][vc_column_text]
Columna de Manuel Tagle, Director de ACERA y gerente general de Mainstream Renewable Power Latam.
Desarrollar un proyecto de energía es un proceso complejo que involucra muchos elementos distintos, como, por ejemplo, la identificación del lugar y su posterior arriendo o adquisición, el análisis de los recursos energéticos, el diseño y la ingeniería del proyecto, entre otros. También requiere de un gran esfuerzo para obtener los permisos, autorizaciones y licencias de distintas autoridades gubernamentales. Estos permisos son exigidos por ley y, por lo tanto, son esenciales para el éxito de un proyecto. Por este motivo, en la búsqueda de conseguir todas las piezas claves para lograr desarrollar y construir proyectos, los esfuerzos suelen enfocarse principalmente en estas tareas y se podría pasar por alto lo que -a mi parecer- es uno de los pilares fundamentales de cualquier proyecto de energía: la licencia social.
Si bien en la última década la legislación nacional ha avanzado en materias como el cuidado del entorno social y ambiental, creo que lograr la licencia social implica un esfuerzo aún mayor. Si nuestra meta como empresas de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) es contribuir a un futuro sostenible a través del desarrollo de energías limpias, debemos contar con el apoyo de las comunidades involucradas a lo largo de todo el proceso que conlleva el desarrollo de un proyecto, lo que implica tomar contacto con las comunidades desde una etapa temprana.
Alejandra Álvarez, mi amiga, quien fue galardonada como “Socia Destacada de ACERA 2019” y que partió hace justo un año, nos dejó su huella con un gran legado. Y es la enseñanza de que el trabajo comunitario se basa en la creación de relaciones de confianza y que, para esto, se requiere tiempo y un diálogo continuo entre las empresas y las comunidades locales.
Con un relacionamiento temprano podemos involucrar a las comunidades desde el principio y así resolver de mejor manera las dificultades que puedan surgir antes de que ellas se transformen en un obstáculo para el proyecto o que lo hagan inviable y las empresas nos convirtamos en su peor enemigo. Se trata de involucrar a los actores activamente y así buscar en conjunto la mejor forma de crear valor compartido, el cual tendrá un beneficio de largo plazo en las zonas donde se emplazan los proyectos.
Esto último es cada vez más importante debido a la velocidad en que la información -y a veces la desinformación- se viraliza. Por eso, es que mucho antes de la llegada del primer trabajador de la construcción a la zona, las empresas de ERNC debemos establecer con anticipación un canal de comunicación abierto, fluido, oportuno y confiable, que nos permita el diálogo con nuestros vecinos. Algunos podrían pensar que este trabajo temprano demanda demasiada energía y recursos, pero ¿no es peor una falta de acuerdo con las comunidades producto de un involucramiento tardío?
Obtener la licencia social resulta ser esencial en el desarrollo de un proyecto y a su vez demuestra preocupación y sentido de responsabilidad frente a los actores locales por parte de las empresas. Los beneficios son múltiples y van más allá del proyecto mismo. Ayuda a estimular las economías locales y crear comunidades más sostenibles, lo que es cada vez más importante para enfrentar los distintos desafíos actuales, como lo son el cambio climático y la crisis sanitaria.
Los beneficios que trae consigo la Licencia Social a los territorios hace que todos los esfuerzos valgan la pena.
Fuente: Reporte Sostenible[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=»lg:30″][/vc_column][/vc_row]