[vc_row][vc_column][tm_heading style=»thick-separator» tag=»h5″ custom_google_font=»» google_fonts=»font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal» text=»Energías renovables: Irena prevé la creación de hasta 122 millones de empleos a 2050″ font_size=»lg:32″][vc_column_text]
Este es uno de los puntos destacados del informe «Perspectiva mundial de las transiciones energéticas», publicado por el organismo internacional.
El informe World Energy Transitions Outlook de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) señala que acelerar las transiciones energéticas hacia una ruta segura para el clima puede aumentar el crecimiento de la economía mundial en un 2,4 % con respecto a lo previsto en los planes actuales para la próxima década, lo que cambiaría el discurso energético.
También, señala que, la ruta hacia los 1,5º C prevé la creación de hasta 122 millones de empleos relacionados con la energía al 2050, más del doble de los actuales 58 millones. Solo las energías renovables representarán más de una tercera parte de todos los empleos en el sector energético, empleando a 43 millones de personas a escala mundial, y respaldando la recuperación post Covid-19 y el crecimiento económico a largo plazo.
Según indican el informe «Perspectiva mundial de las transiciones energéticas», los sistemas energéticos basados en las renovables instigarán cambios profundos con repercusiones en las economías y sociedades. «Se requieren profundos cambios en los flujos de capital y una reorientación de las inversiones para alinear la energía a una trayectoria económica y medioambiental positiva», se precisa.
Asimismo, agregan que políticas con visión a futuro pueden acelerar la transición, mitigar la incertidumbre y garantizar los máximos beneficios de la transición energética. La necesaria inversión media anual de 4,4 billones de dólares estadounidenses es elevada, pero es viable y equivale aproximadamente al 5 por ciento del PIB mundial en 2019.
Francesco La Camera, director general de Irena, señaló que este informe «representa una herramienta práctica y concreta para una reorientación total del sistema energético mundial y representa un discurso energético nuevo y positivo a medida que el sector experimenta una transición dinámica».
«Existe consenso de que la única vía que nos dará la oportunidad de limitar el calentamiento global a 1,5º C al 2050 es a través de una transición energética basada en las renovables y las tecnologías eficientes. La visión de Irena se ha generalizado como la única opción realista para un mundo climáticamente seguro», agregó.
También se señala que, de aquí a 2050, es necesario invertir US$33 billones adicionales en eficiencia, renovables, electrificación de uso final, redes eléctricas, flexibilidad, hidrógeno e innovaciones.
Se agrega que, si se tienen en cuenta los factores externos del cambio climático, la salud humana y la contaminación atmosférica, la amortización es aún mayor y cada dólar destinado a la transición energética generaría unos beneficios por valor de entre 2 y 5,5 dólares estadounidenses, o en términos acumulados, entre US$61 billones y US$164 billones para mediados de siglo.
Financiación
El informe de Irena ve en la transición energética una gran oportunidad empresarial para que numerosas partes interesadas, incluido el sector privado, pasen de la financiación basada en capital social al de deuda privada. Esta última experimentará un crecimiento de 44% en 2019 a 57% en 2050, lo que supone un aumento de casi el 20% con respecto a políticas previstas.
También, señalan que a las tecnologías de la transición energética les resultará más sencillo obtener un financiamiento asequible de la deuda y a largo plazo en los próximos años, mientras que los agentes financieros privados evitarán cada vez más financiar activos basados en combustibles fósiles y, por ello, éstos tendrán que depender de la financiación con recursos propios derivados de beneficios no distribuidos y nuevas emisiones de acciones.
Pero la financiación pública seguirá siendo decisiva para una transición energética ágil, justa e inclusiva y para catalizar la financiación privada. En 2019, el sector público proporcionó alrededor de US$450 000 millones por medio de capital de inversión y préstamos de instituciones de financiamiento para el desarrollo. En el escenario de 1,5º C que Irena presenta, estas inversiones prácticamente se duplicarán hasta alcanzar los US$780.000 millones aproximadamente. La financiación mediante deuda pública será una ayuda importante para otros prestamistas, en especial en los mercados en desarrollo, señalan.
Fuente: Electricidad[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=»lg:30″][/vc_column][/vc_row]