[vc_row][vc_column][tm_heading style=»thick-separator» tag=»h5″ custom_google_font=»» google_fonts=»font_family:Poppins%3A300%2Cregular%2C500%2C600%2C700|font_style:300%20light%20regular%3A300%3Anormal» text=»Década 2010-2019 cierra como la más seca en la zona central en cien años» font_size=»lg:32″][vc_column_text]

Estudio realizado por la U. de Talca analizó lluvias desde 1920 a la fecha y determinó cuáles son las condiciones que se deben producir para acabar con la sequía que afecta al país.

La falta de precipitaciones es un fenómeno que se hace crónico en gran parte de Chile. Desde hace más de una década que el país se ha visto enfrentado a una megasequía, la más extensa desde que existe registro.

La escasez de lluvia abarca entre las regiones de Tarapacá y La Araucanía, y la Región Metropolitana, por ejemplo, vive el segundo año más seco en 20 años, con un déficit total cercano al 30%. Un estudio publicado por la U. de Talca, y dirigido por Patricio González, académico de la U. de Tal-ca y miembro del Centro de Investigaciones y Transferencia en Riego y Agroclimatología (Cifra), afirma que para revertir la actual megasequía se deben dar cuatro escenarios en paralelo.

Primero, que la nieve esté a un 90% de su valor normal en la cordillera de los Andes (el actual déficit es del 54,7%) ; que los embalses cubran sobre el 80% de su capacidad hídrica (hoy con déficit del 50%) y un mínimo de tres años con superávit consecutivos en precipitaciones, que superen el 70% del valor normal anual.

Además, que las napas subterráneas vuelvan a tener un nivel adecuado, alrededor de 40 o 50 metros de profundidad y no los 100 a 110 de hoy, es decir, que haya recarga de su acuífero.

González dice que falta a lo menos un 50% de precipitaciones para que éste termine como un año normal.

El estudio indica que entre 1920 y 2009 en Santiago se observa que, en promedio, las precipitaciones por década superaron los 300 milímetros, a excepción del período 1960-1969, por la extensa sequía de 1967, 1968 y 1969. Sin embargo, en la década 2010-2019 se concentra el menor promedio de la muestra. El fenómeno se repite en Talca y Chillán (ver infografía).

«La única manera de comenzar a superar la sequía actual es que durante el período agosto-diciembre llueva prácticamente el doble de lo que en promedio llovió en el período agosto-diciembre durante la última década», dice Raúl Cordero, climatólogo de la U.de Santiago.

El estudio señala que las lluvias de junio, si bien ayudan a mejorar las cifras actuales, con un 31% de superávit en Santiago, 48% en Talca y 8% en Chillán, no marcan un quiebre en la tendencia.

Déficit versus superávit

Durante el siglo XXI el cambio climático ha sido el motor fundamental en relación a cómo se ha estructurado la pluviometría en la zona central, indica el estudio, predominando los períodos deficitarios de precipitaciones por sobre los con superávit. En Santiago, de los últimos 20 años, 14 han sido deficitarios y solo seis con superávit. Para Talca, 15 deficitarios y cinco indicaron superávit, yen Chillán, 16 años deficitarios y cuatro con superávit.

En promedio, entre Santiago y Chillán en lo que va del siglo XXI, el 75% de los años indican déficit en distintas magnitudes.

En Santiago, la megasequía se inició en 2009, hace 11 años, y en Talca y Chillán, en 2007, hace 13 años. El problema es que el futuro no se ve alentador. Los expertos estiman que el fenómeno de La Niña, de julio a diciembre, contribuya a que las altas presiones bloqueen los sistemas frontales del océano Pacífico, desviándolos al sur y extremo sur del país, generando déficit de precipitaciones en agosto, específicamente en las regiones de Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule y, probablemente, Ñuble.

«El fenómeno de La Niña ya se está manifestando. Y si se llega a desarrollar desde agosto a diciembre, las precipitaciones caerán por lo menos en un 90%», explica González.

Las probabilidades que en el segundo semestre se desarrolle el evento supera el 51% según la investigación de la U. de Talca.

Cordero dice que debido a un otoño seco, y pese a las lluvias de junio y julio, «aún presentamos un déficit de precipitaciones en buena parte de Chile».

Fuente: La Tercera[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][tm_spacer size=»lg:30″][/vc_column][/vc_row]